Autor: Fernando del Castillo y Rey
Docente de BIODEMECUM
En estos tiempos que nos está tocando vivir, nos estamos acostumbrando a ver en las noticias representaciones gráficas de la situación que se vive en el mundo respecto a la pandemia de COVID-19.
Nos hemos habituado a ver e interpretar mapas de distribución de contagios, zonas de mayor afección, modelos de evolución y cientos de representaciones más con las que se nos ilustra sobre el problema global que estamos viviendo y la evolución frente a las soluciones o medidas que se están adoptando para controlarla.
Una de las principales aplicaciones de la epidemiología es facilitar la identificación de áreas geográficas y grupos de población que presentan mayor riesgo de enfermar o de morir prematuramente y que por tanto requieren de mayor atención ya sea preventiva, curativa o de promoción de la salud.
Para este fin, la capacidad de análisis espacial (ser capaz de relacionar la información de población afectada por una enfermedad con la localización geográfica de los casos de contagio de dicha enfermedad) de los Sistemas de Información Geográfica, resulta una herramienta de extrema utilidad para los profesionales de la salud.
El método de análisis espacial aplicado a través de los Sistemas de Información Geográfica resulta una herramienta de extrema utilidad para el control de las epidemias por parte de los profesionales de la salud.
Podemos poner un ejemplo histórico de análisis espacial aplicado al control epidemiológico, anterior incluso a la aparición de los sistemas de información geográfica, protagonizado por el Doctor John Snow (1813-1858), considerado como uno de los precursores de la epidemiología moderna.
En 1854, Londres estaba sufriendo una epidemia de cólera muy grave, enfermedad sobre la cual en aquella época no se conocía su vía de contaminación.
En un momento dado, cuando ya habían ocurrido más de 500 muertes, el doctor John Snow tuvo la idea de colocar en el mapa de la ciudad la localización de los enfermos de cólera y de los pozos de agua (en aquella época la fuente principal de agua de los habitantes de la ciudad).
Con la distribución espacial de los datos, el doctor Snow observó que la mayoría de los casos estaban concentrados en torno del pozo de la “Broad Street” y consiguió que fuera sellado, lo que contribuyó de forma notable a revelar las causas de la epidemia.
Este caso proporcionó la evidencia empírica para la hipótesis (después comprobada) de que el cólera es transmitido por la ingestión de agua contaminada.
Este método de análisis espacial realizado manualmente por el Dr. Snow, es actualmente muy sencillo de realizar gracias al desarrollo de los Sistemas de información geográfica, que permiten el procesado de un gran volumen de información en un corto periodo de tiempo y su representación gráfica que permite presentar los resultados de los análisis de una manera visual y sencilla de interpretar.
Pero la aplicación de los SIG, van más allá del análisis directo de los efectos de las epidemias sobre la salud de la población, disponiendo de información georeferenciada, se pueden realizar por ejemplo análisis de la percepción de la población frente a determinados hechos que pueden afectar a su salud.
Un curioso ejemplo, relacionado con la epidemia de Ëbola que se produjo en 2014, es el siguiente mapa que muestra la representación de los tweets en los que la palabra “Ébola” está presente durante las semanas previas a la aparición de los primeros casos en países desarrollados (octubre de 2014) y a partir del momento en que el Ébola produce contagios en dichos países.
Se puede apreciar claramente como, a partir del 1 de octubre con la aparición de estos primeros casos en los países desarrollados, cambió la percepción social ante esta enfermedad a nivel mundial.
Este tipo de análisis pueden permitir valorar por ejemplo, si los efectos que las diferentes medidas de concienciación de la población frente a una epidemia, están realmente teniendo el éxito deseado o hay que utilizar nuevas estrategias encaminadas a la prevención.
Podemos concluir que, si bien la utilidad de los Sistemas de Información Geográfica para los profesionales de la salud hoy en día resulta incuestionable, sin embargo no hay que perder la perspectiva de que...
Los Sistemas de Información geográfica son una herramienta cuya utilidad depende de la formación de profesional que los maneja en el campo en el que se están aplicando dichos sistemas. Un SIG no resuelve los problemas por si mismo.
Para ser un buen técnico de SIG en cualquiera de los campos de aplicación de dichos sistemas, no basta con conocer el manejo de la aplicación que se desee utilizar, hay que tener conocimiento de la materia sobre la que se está aplicando y ser capaz de obtener el máximo rendimiento a los análisis a realizar.
Hoy en día resulta sencillo y es muy recomendable para cualquier profesional formarse en el campo de los SIG. Esta formación complementaria sin duda redunda favorablemente en la capacidad técnica del profesional y en la empleabilidad, dada la alta demanda de técnicos de SIG en todos los campos.
Fernando del Castillo es Biólogo colegiado en el COB Andalucía e imparte en Biodemecum el curso Sistemas de información geográfica aplicados a la gestión ambiental. (Introducción al manejo de QGIS)
¡Muy interesante artículo!